El sábado pasado Nicolás Petro fue detenido por la justicia acusado de lavado de activos y enriquecimiento ilícito, como reporta la corresponsal del New York Times en Bogotá, Genevieve Glatsky. El hijo del mandatario llegó a un acuerdo con la fiscalía el martes, según cuenta el envíado del diario español El País, Juan Pablo Vásquez. Y el jueves el fiscal estrella del caso, Marío Andrés Burgos, anunció que el vástago presidencial reconoció haber recibido dinero ilícito por parte de un conocido narcotráficante durante la campaña del año pasado, y parte de esa tarasca no fue declarada. Las últimas revelaciones vertidas por la Cadena Caracol anuncian pruebas contundentes e inminentes detenciones en lo más alto del gobierno. Ayer sábado, el niño Nicolás le brindó una larga entrevista a la directora de la revista Semana, Vicky Dávila, de fuerte ligazón con el uribismo, en la que asegura sentirse abandonado por su padre, aunque aclara que el presidente nunca supo sobre sus oscuras transacciones. El diario El Tiempo hace el recuento de la telenovela entre padre e hijo, en esta nota publicada ayer sábado.

El desafío para el líder de izquierda es mayúsculo, justo cuando se cumple el primer aniversario de su arribo a la Casa de Nariño. El conocido escritor y guionista (entre otras, de la película La estrategia del caracol) Luis Jimeno, escribió en la revista Cambio un artículo titulado “Gobernar después del escándalo: ¿qué opciones tiene Petro?”. Otra opinión relevante aporta el experimentado periodista Daniel Coronell en la misma publicación, sobre la diferencia ética de la actitud adoptada por el actual presidente. Y la ex integrante de la Comisión de la Verdad, Martha Ruiz, publicó ayer sábado en el sitio La Silla Vacía una muy interesante reflexión sobre la necesidad de dar un ejemplo contundente para mantener ya no la popularidad sino algo más importante: la legitimidad de su palabra e investidura.

El gobierno de ultraderecha en Israel se desliza decididamente hacia un régimen iliberal. Para comprender de qué se trata esta nueva categoría puesta en circulación por la ultraderecha, nada mejor que leer a su intelectual orgánico más relevante, el presidente húngaro Victor Orban, quien acaba de pronunciar un trascendental discurso publicado en español por la revista Le Grand Continent, introducido y comentado por su editor Baptiste Roger-Lacan. Es una pieza imprescindible.

Pero aquí vamos a hablar del país de Benjamín Netanyahu, más conocido como Bibi. De la implosión de sus contradicciones y prejuicios. Y de las protestas ciudadanas que siguen siendo amenazantes. La investigadora Dalia Scheindlin publica en el conocido diario Haaretz, una entusiasta lectura de las última encuestas que muestran el desplazamiento de las mayorías hacía posiciones críticas de la derechización. El histórico columnista del mismo periódico, Gedeon Levy, maldice el “apartheid” contra los palestinos de las autoridades israelíes en esta columna publicada el lunes. Mientras que la editora en jefe Noa Landau desnuda la hipocresía de los Estados Unidos y Europa, en un valiente texto crítico de los consensos impuestos por las élites.

Por el lado árabe recomendamos un artículo del abogado palestino y activista por los derechos humanos, Jonhatan Kuttab, aparecido el jueves en el interesante sitio Mondoweiss, titulado de forma provocadora: “Por qué el movimiento de protesta israelí está condenado al fracaso”. También este ingenioso reportaje publicado en +972 Magazine por el periodista Baker Zoubi, residente en Nazareth, sobre la cobertura que los medios árabes están haciendo de las protestas antigubernamentales israelíes: “no interfieras con su implosión”, es la consigna.

Pero nuestra recomendación especial en esta ocasión tiene que ver con la dimensión económica de esta crisis política, de la que se ocupa el famoso economista de origen turco Nouriel Roubini, profesor de la Universidad de New York. Su ensayo apareció el martes en el sitio Project Syndicate.

El viernes el Center for Strategic and International Studies (CSIS), importante think tank con sede en Washington presidido por el multimillonario Thomas Pritzker, organizó una conversación estelar con la generala Laura J. Richardson, jefa del Comando Sur (SOUTHCOM), división del ejército de los Estados Unidos que tiene a su cargo el Hemisferio Occidental, que es como los yanquis llaman a América Latina. Richardson se explayó durante 50 minutos, en diálogo con las investigadoras Kathleen McInnis y Kari Bingen. La charla es una oportunidad inmejorable para captar el modo de razonamiento de una figura con amplias potestades diplomáticas, cuyas funciones desbordan por mucho las tareas militares.

La generala se inmiscuye en áreas de gobierno como el crimen organizado, pero no sólo en el ya célebre combate al narcotráfico sino también en lo relativo a la gestión de los flujos migratorios, se preocupa por garantizar la estratégica extracción de minerales que garanticen las cadenas de suministros, el control de los mares y la exploración del territorio aeroespacial. Un capítulo especialmente revelador está dedicado al tendido de la infraestructura digital, para lo cuál explica los motivos de su obsesión por la tecnología 5G. Y se esmera en conseguir la primacía de las inversiones norteamericanas en los principales negocios, con el objetivo de desplazar al enemigo chino, a quien considera un ilegítimo competidor en su patio trasero.

Aquí podés ver el video de la entrevista.

Y aquí la transcripción completa en inglés.